Las lluvias nos han dado hoy una pequeña tregua en Pemba, después de toda la semana lloviendo intermitentemente y, principalmente, la jornada de ayer viernes en que no paró de "jarrear" en todo el día; lo que impidió, por ejemplo, que la gente local pudiera salir a pescar para buscarse el sustento.
Hoy, sábado 24 de enero, ha amanecido radiante. Un sol precioso, nubes altas y majestuosas, tranquilas y serenas que han hecho que todos, los hombres en sus cayuquitos y las mujeres con sus redes, se echaran rápidamente a la mar para intentar conseguir cualquier pescado o molusco con el que hoy poder cocinar un carril con arroz.
Las fotos que ilustran este post las he tomado hace apenas unas horas desde el hotel situado entre Nanhimbe y Maringanha, a un kilómetro por la costa desde mi casa, en el que diariamente me tiro unas largas horas intentando cargar las baterías de mis cachivaches electrónicos. Por aquello de poder trabajar un poco y, sobre todo, no estar incomunicada sin teléfono.
Porque aquí en Pemba, en todo Cabo Delgado, seguimos sin energía eléctrica —ya van 12 días y lo que nos queda, hablan de hasta mediados de febrero—; y yo además también sin agua, dado que el tanque que suministra mi casa funciona con bomba eléctrica. Por no hablaros de los continuos problemillas logísticos derivados de tanta lluvia y tanta agua, que diariamente hay que resolver. Esta situación, como comenté hace unos días por Facebook a una buena amiga, es como ir a la Feria: siempre te toca algo, si no una cerradura reventada por puerta abombada; la motillo en la que me muevo no arranca por que le ha entrado agua....
Pero bueno, es lo que hay y sabemos dónde estamos. Aunque a momentos una lo olvida y se desespera, revienta, llora de impotencia ante lo duro que son los días aquí en estas condiciones. Pero cuando esos momentos pasan y me sereno, me tranquilizo y veo que yo no estoy tan mal; entonces, digo, me viene siempre a la cabeza los millones y millones de personas que en Pemba, en Mozambique, en toda África, en Latinoamérica... viven toda su vida, toda, desde que nacen hasta que mueren sin acceso en sus casas a luz y agua. Sobre todo agua. Agua potable...
Dejo aquí mi reflexión. Buen fin de semana a todos.
Lara
Pemba, 24 de enero 2015
http://proyectosolidariomislata.blogspot.com.es/2015/01/la-vida-sigue.html?spref=fb
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